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Herramientas de comunicación al servicio de una estrategia y con un objetivo

Folletos, flyers, catálogos, memorias, revistas, publicaciones corporativas… ¿qué empresa no tiene una de estas piezas para presentarse, para dar a conocer sus productos o servicios, comunicar promociones, ofertas, súper precios o lanzamientos?

A veces tienen un fin concreto y otras se maquetan por inercia, tendencia o desconocimiento. Hay cantidad de folletos o cualquier otro formato sobre mostradores, en salas de espera o en expositores sin oficio ni beneficio que se han hecho como primera idea sin pensar si había un mensaje y motivo real para crearlos.

Todos ellos son herramientas de comunicación al servicio de la estrategia de empresa y de la estrategia de comunicación. Una empresa debe comunicar lo más controladamente posible y estos soportes son un medio para ello. Emplearlos requiere:

1º definir el objetivo,

2º elaborar el mensaje para el público objetivo,

3º decidir el soporte adecuado, cuál será la mejor herramienta de comunicación para la estrategia de comunicación.

La actual convivencia y complementariedad de los medios digitales y físicos mejoran la recepción y el entendimiento del mensaje.

Un ejemplo, una farmacia que en la vuelta al cole lanza una promoción para la recuperación de la piel, un pack de tres  cremas para toda la familia a un precio atractivo. Primero se piensa en el archiconocido folleto que presenta la promo, cada una de las cremas por separado con su uso, beneficio y volumen y el precio. El folleto solo no va a funcionar, la farmacia tiene instalada en su escaparate una pantalla para uso publicitario por lo que se prepara una presentación corta de la promoción para emitir en la pantalla, se acompaña de cartelería física en el interior de la farmacia, a la vez esa misma presentación se emplea en la páginas web y redes sociales para dar a conocer la promoción y se preparan distintas entradas para publicarlas durante el tiempo que dure la promoción en los medios digitales que la farmacia tiene. Se acompaña con una pequeña inversión en publicidad en medios digitales definiendo muy bien el público objetivo decisor de esta promoción.

Se trata de un ejemplo bien sencillo y muy habitual que se puede trasladar a cualquier otro producto o servicio. El procedimiento es siempre el mismo, saber qué hay que conseguir, cómo contarlo y elegir el soporte más adecuado.

Otro ejemplo, una fábrica que ha crecido y ha aumentado considerablemente su plantilla. Detecta una falta de conexión entre los propios trabajadores y una desvinculación con la empresa, en este caso como apoyo se puede crear una publicación interna en forma de libro de presentación o revista corporativa para el conocimiento de la empresa combinado con un programa de actividades internas. Se opta por dos soportes revista y libro de presentación físicos que junto al programa tienen un fin claro que es la interconexión entre trabajadores y con la empresa.

A los tres puntos que se enumeraron al inicio hay que añadir un cuarto: disponer de herramientas o formas de medir la eficacia de la acción. En el caso de la farmacia pueden ser las ventas mismas del pack promocional. En el caso de la fábrica será efectivo cuando haya un cambio de ambiente en el día a día, aunque hasta que el cambio sea palpable se puede medir la eficacia con encuestas de ambiente laboral o reuniones…

Siempre debe haber un modo de medir si el soporte creado funciona o no, para poder variarlo en el momento o si no es posible cambiarlo en futuras acciones.

Como en la vida un mismo mensaje dicho de diferentes modos puede funcionar o caer en saco roto. En la gestión de la marca se trata de escoger el mejor soporte para que el mensaje de la empresa provoque una reacción en el público.

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