La importancia de la identidad y la cultura corporativa es capital para tener éxito en tu empresa. Descuidar tu imagen de marca o lo que tu branding dice de ti es un error muy común en las empresas que empiezan o que quieren competir de tú a tú con las grandes.
Todos hemos dicho y oído eso de «es de diseño» al referirnos a un objeto, mueble, ropa… que es caro o de marca conocida. Se asocia el diseño a estética y precio alto aunque es más que eso. Partamos de que absolutamente todo ha sido diseñado para ser fabricado, hasta la bola de nieve más hortera que se encuentre en una tienda de souvenirs, el tema es la calidad de ese diseño y por supuesto del profesional que lo lleva a cabo, y también la intención que vaya a tener el objeto en sí.
El diseño es estética y función a la vez y por partes iguales. Por la parte de la función está claro que si un objeto no cumple su funcionalidad está mal concebido por lo tanto mal diseñado; y por la parte de estética la apariencia denota el cuidado y calidad del producto, objeto, edificio, ropa, mueble… La estética a su vez es funcionalidad porque ayuda a la compresión de lo diseñado. Pensemos en una infografía que recoge el histórico de 10 años de consumo por horas de los suministros que hay en los hogares de una gran ciudad. Esta gran cantidad de datos se comprenderá mejor y más rápido si su estética está pensada estableciendo unos criterios pictográficos, cromáticos y una jerarquía textual.
Referido al branding y a la creación de marcas el diseño pasa a escribirse con mayúsculas, el buen diseño claro. Hemos hablado de la calidad gráfica en el diseño de marcas y logotipos, en la creación de una identidad corporativa, con varios objetivos:
- Diseñar una marca atemporal que acompañe a la empresa el máximo de años posibles sin resultar un lastre estético al cabo de poco tiempo.
- Identificar y diferenciar a la empresa de su competencia y entorno a través de la marca gráfica.
- Funcionalidad en la aplicación de la marca en cada soporte de comunicación, del más grande como la cabina de un camión hasta la más pequeña como un lápiz.
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La creación de una marca es una inversión qué en el inicio de cualquier actividad en la lista prescindibles e imprescindibles, está en la segunda. Quienes la colocan en la primera reconocen las ventajas de la inversión y ven que no se trata únicamente de un logotipo para usar en una página web o en una tarjeta de visita, es una estrategia de marca que incluye un modo de comunicación, es ahí donde se entiende el valor del diseño. Cuando la estrategia de marca está bien diseñada y bien concebida, el buen diseño hace la marca más visible, reconocible y usable. Se transforma en un elemento más de comunicación que con el tiempo, y dependiendo del sector, puede transformarse en un objeto de deseo todo aquello que lleve esa marca.
Por lo tanto, procuremos eliminar esa etiqueta que usamos «es de diseño» para referirnos a algo por ser caro o bonito. Una silla de diseño, bien concebida, no va a ser solo eso, va a ser cómoda para lo que se haya planteado, va a ser resistente, va a emplear el material adecuado al entorno donde vaya a estar y a la función que vaya a cumplir, y también será lo más bonita.
Las marcas son igual que esa silla de la que hablamos, antes de llegar a la belleza, ha de cumplir diferentes factores como comentábamos con la silla. De ese modo la marca no será solamente un logotipo sino que ayudará a la empresa a crecer y mantenerse en el tiempo.