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Memorable: que merece ser recordado o conservado en la memoria. En estos tiempos donde el espacio y el tiempo son finitos, que decidamos conservar algo es signo de que nos importa. Si hablamos de marcas más todavía, porque a priori son entes ajenas que intentan ganarse nuestro favor para que gastemos nuestro dinero en ellas.

Conseguir que una marca sea memorable implica que sea la elegida, este en el top of mind de las personas, le sean fiel y la recomienden. Alcanzar este punto tiene que ver con el término más técnico brand awereness o conciencia de marca que es el nivel de conocimiento que tiene una persona sobre una marca concreta. Resulta lógica la relación porque si no se tiene conocimiento de una marca malamente va a ser memorable.

Merecer ser recordada o memorable requiere la suma de mayormente muchas pequeñas cosas. De hecho si sigues este blog a menudo habrás sacado tus propias conclusiones acerca de qué hacer para que tu marca esté en el top of mind de tu público.

En un resumen compendio de todo lo dicho a lo largo de muchas semanas podemos resumirlo en los siguientes puntos:

  • Ofrece un producto o servicio de calidad. Parte de lo básico que es que aquello que hagas hazlo bien para que las personas estén contentas con lo que das.
  • Conoce a tu público. Algo tan aparentemente obvio, pero que os aseguramos que a veces se olvida especialmente cuando se trata de seleccionar los canales de comunicación. Es preciso saber dónde está tu público para ir con él, no contratar medios sin sentido o muy dispersos por si cae, especialmente cuando el presupuesto es justo.
  • Ten una marca gráfica de calidad. No hablamos de estética, que sea bonita o fea, hablamos de calidad técnica: que sea el tipo de marca adecuada, aplicable a todos los soportes, atemporal y alejada de modas, con capacidad para extenderse en cuanto versiones u otras formas como pictogramas por ejemplo,… Olvida los temas estéticos, los manidos consejos de nombre corto, fácil de recordar, que la forma recuerde a qué te dedicas y te represente; no se trata de eso, se trata de branding, de crear una herramienta y un sistema gráfico que se extienda correctamente en cada mensaje que lances.
  • Encuentra tu valor diferencial. Aquello que tú ofreces y “nadie” más puede replicar. No tiene porqué ser el producto o servicio en sí, puede ser la manera de trabajar, tu filosofía y valores, el trato distinto, el personal o el entorno donde sucede todo. Este valor diferencial será un punto sobre el que pivotará tu comunicación.
  • Desarrolla un plan de comunicación: Tan sencillo y tan complicado como qué decir. No disperses el mensaje para centrar la atención. Siempre prueba tus mensajes contigo mismo, si ni tú mismo lo leerías empieza a eliminar cosas.
  • Elabora tu plan de medios: Si conoces a tu público y sabes dónde está es ahí donde debes estar tú. Si tu público es muy heterogéneo y amplio prioriza en aquellos medios que más personas puedan alcanzar e invierte más ellos. Además escoge aquellos que se complementen o que vayan llevando la atención hasta tu producto. No dividas tu inversión en pequeñas partidas deslavazadas.
  • Puntos clave la atención y el trato: Todos hemos vivido ese momento de querer irnos de algún lugar porque nos sentíamos incómodos. La implicación de la persona o personas que forman parte de la marca es vital porque pueden encumbrar o dar al traste con todo lo anterior. Sea tu marca una marca personal o una marca formada por un equipo de 30 personas todas deben comprender y estar comprometidas con la marca porque son los que ponen voz y cara a la misma.
  • Ofrece una experiencia única: No hablamos de saltar en paracaídas sino de generar un buen momento y tocar los sentidos de las personas. Esto es aplicable a la venta de cualquier producto o servicio, incluso un commodity como el pan. El olor a recién horneado, un producto de calidad, un trato agradable, llamar por el nombre a los clientes, una bolsa de papel reciclado, ofrecer la prueba de otro pan distinto,… Todos sabemos de qué hablamos porque a todos nos gusta que nos lo hagan.
  • Enseña algo más para ser la referencia: No te centres en vender únicamente. Ofrece parte de lo que sabes de manera desinteresada.
  • Escucha, incluso el silencio: Permanece atento a las reacciones o a la falta de ellas. Y esta última recomendación sirve para el plano offline y el online. Atento a los comentarios que te puedan hacer, sopésalos y reacciona ante ellos y sobre todo estate atento a la falta de reacciones porque pueden síntoma de que algo va mal, no llega lo que se hace o no es suficiente.

 

Tener una empresa y transformarla en una marca requiere de la correcta combinación de muchos ingredientes, de tiempo y de inversión económica.

Comparándolo con la cocina, cuando se trabaja con buenos ingredientes el cocinado será más fácil y el resultado excelente. Así que mira de qué ingredientes dispones para que tu marca merezca ser recordada.

 

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