Reunión inicial de un proyecto de branding, sea rediseño o creación de marca nueva, batería de preguntas acerca del proyecto, público, alcance, sector y entre otras cuestiones se pregunta qué aplicaciones corporativas son necesarias. La primera impresión y normal es ¿y eso qué es? En un primer momento no suelen salir todas las necesarias, para eso estamos nosotros planteando opciones.
Entonces ¿qué son las aplicaciones corporativas? Todo soporte corporativo, que la empresa use para comunicar y cuyo diseño debe ser coherente con la marca.
El número de aplicaciones aumenta o disminuye según la actividad y envergadura de la empresa. Por ejemplo un abogado puede necesitar la papelería: tarjeta, papel carta, sobres, carpetas y quizás una placa para su puerta, en cambio una tienda de moda tendrá que sumar la rotulación de fachada e interior del local, packaging de diferentes tamaños, uniformes de personal, tarjetas regalo…
Las aplicaciones necesarias las van a marcar las necesidades de comunicación de la empresa y en función de ellas se deben enumerar por dos razones:
- planificar el presupuesto y la implantación,
- no malgastar recursos.
Planificar el presupuesto e implantación
Hace unas semanas hablamos de la implantación de marca, de la importancia del calendario y el presupuesto. En base al presupuesto disponible se establece un plan de implantación de marca dando prioridad a unas aplicaciones corporativas frente a otras cuando estas son muchas. A estos dos puntos vitales hay que sumar la necesidad de comunicación de la empresa, porque en el caso de una empresa nueva tiene que hacer una inversión inicial para darse a conocer, sea a través de visitas comerciales para las que necesitará algún soporte tipo catálogo o presentación digital, campaña de publicidad para la que tendrá que diseñar un gráfica o una campaña de marketing digital para la que se realizarán los mensajes y gráficas precisas.
La importancia en comunicación marcará qué aplicaciones van primero y cuáles se pueden retrasar.
No malgastar recursos
¿Cuántas veces hemos visto folletos o catálogos tirados, abandonados y cubiertos de polvo sobre una mesa, mostrador…? Quien dice folletos o catálogos, también dice tarjetas, bolsas o camisetas que se diseñaron y produjeron sin una estrategia detrás. Cualquiera de las aplicaciones que se enumeren deben tener un fin y no encargarse por convencionalismo porque será malgastar el dinero. Nos da rabia diseñar piezas que no tienen un objetivo y en nuestra labor en ocasiones desaconsejamos hacerlas si no hay un objetivo con una estrategia detrás.
Existe un tercer punto muy importante cuando se detallan las aplicaciones de una empresa y es la producción de estas.
¿Autoproducción o externalizar?
Hay soportes y aplicaciones susceptibles de ser producidos por la propia empresa, en concreto la papelería, papel carta, sobres… que imprime ella misma. Cuando se piensa en la autoproducción hay que pensar en las limitaciones técnicas como colores que no van a ser los reales, márgenes, materiales, gramajes, formatos. En este caso el diseñador debe conocer qué equipo o equipos tiene la empresa para poder preparar las plantillas más cómodas para la empresa, en otras ocasiones deberá disuadirla de su intención en favor de la correcta representación de la marca y del ahorro de tiempo.
Otra parte sensible de autoproducción o más bien autogestión son los medios digitales como redes sociales, blogs o incluso páginas web. Son unos soportes más, con la salvedad de que están vivos, requieren un mantenimiento diario de contenidos textuales y gráficos que además deben ser corporativos y mantener una línea coherente y constante. Hoy en día no tenerlos para evitar el mantenimiento, no es una opción. Es necesario acudir a profesionales que establezcan qué medios son necesarios y los mínimos de los que partir para su gestión y mantenimiento.