Cuando se habla de plantillas muchas personas las asocian a algo corriente, de media calidad e impersonal. Para nosotros son herramientas para la comunicación corporativa que actúan en pro de la coherencia y ahorran tiempo. Esto último es suficiente para pararse a leer qué podemos decir acerca de las plantillas.
Actualmente hay herramientas o aplicaciones para cada actividad dentro de la empresa (y de la vida privada): gestores de proyectos o de equipos, programas de facturación y presupuestación online, gestores de mailing masivo, calendarios, aplicaciones para diseño… todo lo que se nos pueda ocurrir para facilitar y organizar el trabajo cada día sin necesidad de ser unos grandes entendidos en informática. Todos ellos tienen algo en común, disponen de plantillas editables, a veces con muchas opciones de personalización, para adecuar lo que se va a hacer a la identidad de nuestra empresa.
Las plantillas en general facilitan las tareas, las mecanizan, ahorrando mucho tiempo y disminuyendo la posibilidad de errores. Traído a terreno del branding tienen una ventaja más, ayudan a la identificación de la marca y la empresa, tanto a nivel interno como externo. A nivel interno, para las personas que pertenecen a la empresa (sea una, decenas o cientos) y a nivel externo la audiencia o target, proveedores…
Insistimos y no nos cansaremos de hacerlo, en que cada soporte de comunicación ayuda a la construcción de marca, incluso el que pensemos más nimio como un bloc de notas, el albarán de entrega o una pegatina de cierre, todos ellos suman. Por ello afirmamos que las plantillas corporativas son una herramienta imprescindible en la comunicación de marca, todas ellas se convierten en touchpoints con nuestra audiencia.
¿Plantillas prediseñadas o corporativas?
Ambas pueden convivir perfectamente, porque no podemos renunciar a la comodidad que nos brindar algunas de las aplicaciones de las que hablábamos. Lo importante es sopesar el uso e importancia del documento para decidir si se puede acudir a una prediseñada o si es necesario hacerla nueva. Se debe decidir valorando lo anterior y teniendo en la mente el sistema de marca, no se deben perder los elementos identificativos de la empresa: marca gráfica, colores, elementos gráficos, tipografías, estilo visual y estilo verbal.
Cada empresa y sobre todo, cada sector, tiene unas necesidades distintas en cuanto a campos, colores, elementos gráficos, formatos, operaciones…, y a veces las plantillas prediseñadas se quedan escasas para lo que precisa. Es ahí donde entran las plantillas corporativas que los profesionales de diseño hacen para la marca pensando que sean totalmente usables, sin tener que renunciar a nada y buscando la total identificación.
Las plantillas prediseñadas pueden hacer que la empresa sea una más pareciéndose a otras porque las opciones son finitas. En cambio las corporativas diseñadas ad-hoc se hacen para la marca, limitándose únicamente a los requisitos técnicos que haya como formatos, tamaños o materiales.
Toda, toda, empresa o marca necesita plantillas, si no las tiene está alargando procesos en vano. Cualquiera tiene plantillas administrativas para facturas, presupuestos, albaranes; pero además puede tenerlas para la creación de contenido para redes sociales; para la preparación de cartelería de productos o servicios incluso anuncios; para la maquetación de documentación o catálogos… El objetivo es estandarizar los más posible para no tener que pararse cada vez en cómo preparar ese determinado soporte. Si ya hay unas pautas claras y soporte determinado se ahorra mucho tiempo y se mantiene la coherencia por la que tanto luchamos en branding.
Preparar plantillas sean digitales o físicas, lleva su tiempo pero el ahorro en ocasiones sucesivas es considerable. Por lo tanto ten un sistema de marca rico que te dé elementos gráficos suficientes para luego crear las plantillas que tu actividad y tu día a día precise.